Quito, 6 ago (Prensa Latina) El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, entregó hoy mil 782 fusiles a la Policía Nacional para reforzar su capacidad operativa en el enfrentamiento al crimen organizado.
Durante un acto en la ciudad de Durán, en la provincia costera de Guayas, una de las más violentas del país, el mandatario manifestó que con ese armamento los uniformados podrán responder a las amenazas de quienes atentan contra la integridad de los ciudadanos.
Como parte de su intervención, el gobernante aprovechó para resaltar lo que él considera logros de su administración en materia de seguridad.
Ratificó el apoyo tanto a la Policía como a las Fuerzas Armadas, que ejecutan operativos conjuntos en el marco del conflicto armado interno decretado en enero pasado contra las bandas criminales catalogadas como terroristas, aunque existen denuncias de posibles violaciones de derechos.
La ardua lucha que estamos llevando adelante en contra de los grupos narcoterroristas continúa y hoy más que nunca debemos seguir demostrando a todo el país que estamos transitando por el camino correcto, afirmó el jefe de Estado.
Noboa, quien ha manifestado sus intenciones de postularse a las presidenciales de 2025, consideró que hay varios políticos en campaña «que quieren llegar al poder de la única forma que conocen: engañando y pretendiendo que el viejo país regrese».
Por su parte, la ministra del Interior, Mónica Palencia, quien este lunes destacó la disminución en un 19 por ciento de las muertes violentas a nivel nacional, aseguró que ahora «tienen que defenderse del terrorismo verbal que nos quiere vender inseguridad cuando vamos progresando».
Palencia agregó que se debe exigir «el fin de la impunidad» por parte de la función judicial porque liberan a muchos de los delincuentes que la Policía aprehende.
Ecuador sufre una crisis de seguridad y en seis provincias del país rige un estado de excepción.
A pesar de la presencia militar, las muertes violentas, extorsiones y otros delitos persisten, mientras crecen las preocupaciones por el exceso en el uso de la fuerza en el combate a los grupos criminales.